Desde la Junta de la ADE queremos manifestar lo siguiente:
La crisis global generada por la pandemia del coronavirus es un fenómeno absolutamente novedoso que ha puesto de manifiesto las fortalezas, pero también algunas debilidades, del Servicio Exterior de España. Un Servicio Exterior integrado por cientos de funcionarios diplomáticos, administrativos y técnicos pertenecientes a la Administración General del Estado y miles de contratados locales que integran las plantillas de nuestras 215 Embajadas y Consulados repartidos por todo el mundo.
Como asociación que representa al 75% de los miembros de la Carrera Diplomática, la Asociación de Diplomáticos españoles (ADE) quiere dejar claro que el Servicio Exterior de España en general, y los funcionarios diplomáticos en particular, existimos por una única razón de ser: salvaguardar los intereses de España y de los españoles. Desde nuestro ingreso en la Carrera diplomática y hasta más allá de nuestra jubilación (más de 50 diplomáticos jubilados se han ofrecido voluntarios y están colaborando con el MAEUEC en esta crisis) esa es y será nuestra premisa fundamental: servir a España. Más aún en momentos de crisis.
Lo hacemos desde todas y cada una de nuestras Embajadas y Consulados. Veinticuatro horas al día y siete días a la semana. Y lo hacemos aun a pesar de las muchas carencias materiales, de personal y de seguridad que experimentamos en nuestro día a día. Desde países donde no se pueden comprar mascarillas ni guantes porque no los hay, en ciudades que sufren un evidente desabastecimiento de alimentos, donde encontrar una medicina es un reto mayúsculo, en condiciones de seguridad muy delicadas, con interlocutores locales que desoyen nuestras demandas de colaboración… A todo eso -y mucho más- tenemos que enfrentarnos en el día a día para, al final, conseguir nuestro objetivo: que un ciudadano español pueda regresar a nuestro país.
Muchos de nosotros hemos tenido experiencias de gestión de crisis en el pasado, debidas a conflictos bélicos, disturbios civiles o catástrofes naturales en los países donde estábamos acreditados y hemos gestionado la repatriación hacia España de nuestros compatriotas que se encontraban en esos países. Sin embargo, en aquellas ocasiones se trataba de catástrofes localizadas en un solo país o región. La novedad de la actual crisis es que afecta simultáneamente a una gran parte del planeta, incluyendo a nuestro propio país.
Somos un Servicio Exterior coordinado desde nuestros Servicios Centrales, en Madrid, que trabaja sin descanso y en el que están implicados todos los departamentos del Ministerio y todos sus funcionarios.
Por ello, a todos nuestros compatriotas que manifiestan su disconformidad con nuestro trabajo y acuden, a veces, a los medios para que se hagan eco de su problema específico, les queremos decir que su Servicio Exterior trabaja incansablemente para facilitarles su regreso a España. Les pedimos paciencia y comprensión. Paciencia porque dependiendo de las circunstancias en cada país (les recordamos que no todos los países son iguales y que las normas relativas a la salida de los mismos varían de unos a otros) y la a veces exigua plantilla de cada Embajada o Consulado, su regreso puede llevar más o menos tiempo. Comprensión porque cuando tenemos a dos o tres mil personas bloqueadas en un país que ha cerrado su espacio aéreo y no hay líneas aéreas que operen en él, la solución no puede ser individual, sino colectiva. Y ello requiere muchas llamadas, muchas reuniones y, en definitiva, trabajo y tiempo.
También sabemos que hay muchas personas agradecidas con nosotros, porque les mantenemos permanentemente informados de las cambiantes situaciones en cada país, porque celebramos constantes reuniones con touroperadores, compañías aéreas y hoteles para ayudarles a paliar su situación mientras están en el extranjero y para regresar a España, porque les acompañamos (aunque sea hablando con ellas por teléfono porque no nos dejan visitarles), cuando están ingresados en un hospital en un lugar recóndito del mundo mientras les hacen pruebas, porque les llevamos libros o una tarjeta SIM al hospital mientras están aislados, porque les llevamos al aeropuerto si no están en condiciones de desplazarse, porque les seguimos visitando en la cárcel si están presos, porque hablamos con sus familiares en España… Esa gente agradecida es mayoritariamente silenciosa y quizá su testimonio no tenga tanto eco. Pero nosotros sabemos que está ahí.
Hacemos lo que podemos con los medios y el personal de que disponemos, limitados también por las medidas decretadas en los países afectados. Y en circunstancias como estas, más aún. Les aseguramos que si en algún caso hemos defraudado las expectativas de algún ciudadano es porque no disponemos físicamente de los medios para hacerlo.
Seguimos trabajando denodadamente para todos estos españoles que, como nosotros, tenemos que estar en un entorno que no es el nuestro y que, a veces, nos genera una sensación de indefensión. Mucho más en estas circunstancias. Pero estamos allí, no lo dude.
Atentamente, La Junta Directiva de la ADE.
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